viernes, 14 de agosto de 2015

Los Cristeros del Volcán de Colima, ¡Dios así lo quiere!

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
LA ALBORADA DEL MOVIMIENTO CRISTERO, ¡DIOS ASÍ LO QUIERE!
LA PRIMERA NOTICIA EN COLIMA DEL MOVIMIENTO ARMADO

Una noche, a mediados de ese octubre de 1926 -era el martes 19, Dionisio Eduardo Ochoa llegó a su casa de Colima, sin ser esperado. Iba por dos o tres días, a visitar su patria chica, estar entre sus amigos y dar un abrazo a los suyos. En esta ocasión llevaba, entre las noticias del movimiento católico de resistencia, la siguiente que no podía comunicarse sino con serias reservas:  No vamos a tener más recurso que tomar las armas contra Calles y los suyos y que el pueblo defienda sus derechos. 
¡Dios lo quiere!; 
- ¿Tomar las.armas? 
-Replicó su hermano, el Padre. 
- Sí -dijo Dionisio Eduardo-. 
No hay otro recurso que valga. Calles está apoyado por la Masonería mundial. 
En el respaldo extranjero tiene su fuerza; pero contra todo un pueblo organizado y contando con Dios, como contamos, porque no en balde se apareció la Virgen en el Tepeyac, Calles no podrá, más aún que, de su mismo ejército, son muchos los que están de parte del pueblo católico.
¡Dios lo quiere y basta! Estamos en los días de Pedro el Ermitaño.
- Bueno. ¿ Y cuándo y cómo puede esto llevarse a cabo?
- Yo sé que ya se está haciendo propaganda en toda la República. 
Ya salieron algunos de los muchachos a recorrer varios de los Estados. Todo está en prepararse y obrar decididamente.  - ¿Y armas?
- Ayudando Dios, todo se tendrá y nada faltará: los que tengan dinero, que ayuden con dinero; los que no lo tenemos, con nuestras propias personas. Dios proveerá, y ¡a darle!
- Se va a tropezar con una dificultad que es muy seria: el pueblo católico necesita saber bien que es lícito recurrir a las armas.
- Yo sé que se llevó el caso a Roma para que lo estudien los más grandes y distinguidos teólogos de las Universidades Romanas. Ya ellos están de acuerdo, así como también están de acuerdo los señores Obispos del Comité Episcopal, en que, en el caso nuestro, ya que pesa sobre México una tiranía persistente que está destrozando los fundamentos de la sociedad y ya que no han valido ni podrán valer los medios legales ni la resistencia simplemente pasiva, llegó el momento en que no sólo es lícito sino obligatorio el recurrir al único medio que resta: la fuerza armada. 
Los opresores, los tiranos, los rebeldes son ellos. Nosotros somos los que nos defendemos y tenemos obligación de defendernos.  - Sí, está bien: eso lo sabes tú, lo sé yo, lo entendemos unos cuantos; pero todo el pueblo necesita entenderlo.   - Yo no sé cómo tendrá que ser. 
La Liga Defensora de la Libertad Religiosa se tendrá que encargar de ello. Ya vendrá la hora en que esta propagandá principie.   - Oye, pero los demás señores Obispos, los que no son del Comité Episcopal, no conocen esta noticia.
- ¿Y por qué crees que los demás señores Obispos nada saben sobre el particular?
- Porque aquí en Colima, en la Sagrada Mitra, nada se ha recibido al respecto.   - Pues yo creo que, a su tiempo, tendrá que informárseles de todo.   - ¿No te parecería conveniente poner al tanto de esto, ya desde ahora, aquí en Colma, al Sr. Uribe?   - Si tú crees útil comunicárselo., ¡Pues díselo. Entiendo que no hay inconveniente...  CONTINUARÁ




















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